jueves, 26 de mayo de 2016

Reseña: Ready Player One

Título: Ready Player One
Autor: Ernest Cline
Género: Ciencia ficción, distopía, fantasía  
Año de publicación: 2011
Nº de páginas: 459
Editorial: Ediciones B
Saga: No
Formato: Tapa blanda con solapas

Sinopsis
Estamos en el año 2044 y, como el resto de la humanidad, Wade Watts prefiere mil veces el videojuego de OASIS al cada vez más sombrío mundo real. Se afirma que esconde las piezas de un rompecabezas diabólico cuya resolución conduce a una fortuna incalculable. Durante años, millones de humanos han intentado dar con ellas, sin éxito. De repente, Wade logra resolver el primer rompecabezas del premio, y a partir de ese momento debe competir contra miles de jugadores para conseguir el trofeo. La única forma de sobrevivir es ganar.

Opinión personal

Cuando leí la sinopsis de este libro, lo cierto es que no me llamó para nada. Me parecía una trama simple y predispuesta a estar llena de clichés y tópicos. Pero necesitaba algo de lectura ligera mientras hacía una pausa de Elantris en época de exámenes, lo que sumado a las buenas críticas,finalmente me llevaron a dar una oportunidad a esta novela.

Lo cierto es que me ha gustado mucho. Uno de los puntos fuertes que tiene es el worldbuilding (construcción de mundo). Ready Player One ha de presentarnos dos tipos de escenarios, por una parte, el mundo real totalmente distópico en el que vive la gente; y el mundo virtual tan complejo que se usa para huir de las miserias del día a día. Es cierto que el primer cuarto del libro consiste básicamente en introducirnos en el universo que ha creado Cline pero, os puedo asegurar, no es algo que se haga pesado. Todo tiene una razón de ser y todo funciona mediante una lógica, por lo que la inmersión es total una vez entiendes como funciona.


Por otra parte, la narración es trepidante, con un ritmo constante y adictivo. El estilo del autor está perfectamente adecuado al tipo de obra con el que se está tratando, así que, en este aspecto, no tengo nada que recriminar.


En cuanto a los personajes, he de decir que son bastante típicos. De vez en cuando llevan acciones de un valor moral tal vez algo reprochable, algo que yo, personalmente, agradezco enormemente. Sin embargo, a pesar de que los personajes en sí sean algo estereotipados, no lo es su forma de relacionarse entre ellos ni con los demás. No son predecibles, lo que aumenta el atractivo de la novela.



Por último, decir que sí, la trama es predecible, pero eso no es algo que deba echarte atrás si crees que esta novela puede atraerte o si lo que te apetece es leer algo que te aleje de la realidad.


Puntuación

3.75 / 5

martes, 10 de mayo de 2016

Reseña: Sarna con gusto

Título: Sarna con gusto (Refranes, canciones y rastros de sangre)
Autor: César Pérez Gellida
Género: Novela negra 
Año de publicación: 2016
Nº de páginas: 509
Editorial: Suma de letras
Saga: Sí (Trilogía)
Formato: Tapa blanda con solapas

Sinopsis
Lastrado por los efectos nocivos que le ha dejado la obsesiva persecución de Augusto Ledesma, el pelirrojo inspector de homicidios de Valladolid, Ramiro Sancho, vuelve al Cuerpo con la esperanza de retomar las riendas de su vida anterior. Nada más lejos de la realidad.
Una adolescente ha desaparecido en el marco de las ferias patronales de la ciudad. Se trata de la hija de un importante empresario y las primeras pesquisas apuntan a que podría tratarse de un secuestro.


Opinión personal 

Antes de empezar con la reseña propiamente dicha, creo necesario hacer un breve inciso: si no has leído su primera trilogía no es aconsejable comenzar con este libro. En este primer tomo de Refranes, canciones y rastros de sangre se inicia una investigación completamente ajena a los sucesos de Memento Mori, lo cual no significa que no aparezcan los mismos personajes y las referencias constantes a los sucesos pasados y que tanto les han marcado.


Tras este pequeño aviso, empecemos el análisis:


Comencemos hablando de la historia. Sarna con gusto toma como eje central de la novela el secuestro de una joven adolescente de una forma cruda y realista. Un factor que ha hecho esta trama más interesante ha sido el hecho de poder conocer los puntos de vista de todos los implicados: la chica secuestrada y totalmente privada de su libertad, la familia de esta que ha de sobreponer sus emociones para poder lograr que se lleve a cabo el rescate, los distintos sectores de la policía e investigadores y, por último, de los secuestradores.
Esto supone ya de por sí una gran variedad de puntos de vista, pero César no se queda ahí; nuestro arriesgado autor ha hecho que podamos encontrarnos con delincuentes absolutamente distintos entre ellos, ya sea a causa de sus valores y principios o de su forma de ser debido a los valores propios de su país natal. Me parece una maravilla observar cómo uno de ellos no tiene problema en violar a una menor desprotegida, y cómo otro que ve tal cosa como una atrocidad, no guarda reparo alguno a la hora de que se lleve a cabo la descuartización de una persona inocente. Yo, personalmente, disfruto muchísimo este tipo de situaciones porque, aunque sea de manera involuntaria, casi todo lector piensa en su mente cual de estos actos tan despreciables preferiría llevar a cabo por considerarlo "menos inmoral".


También vemos la evolución que pueden llegar a pasar los miembros de la familia de la joven secuestrada. Cómo aquella persona que parece totalmente desquiciada en un primer momento y que aparenta no ser más que una carga en lo que a la investigación se refiere, termina convirtiéndose en una de las personas más fuertes capaces de llevar a cabo acciones absolutamente tácticas guiadas por la lógica del momento y no por las emociones.


En cuanto al sector policial, vemos también como el caso les afecta en sus vidas, ya sea restándoles horas de sueño, haciendo que lleven a cabo maniobras arriesgadas por empatía; o, por el lado contrario, la incapacidad de poder enfrentarse al caso con sus plenas facultades mentales, a causa del desbordamiento que puedan estar teniendo en su ámbito familiar.


Por otro lado, César nos presenta una trama radicalmente distinta al hablarnos de una congregación de sicarios religiosos que protegen a grandes dirigentes que llevan a cabo actividades como la pederastia, el tráfico de personas, etc. Reconozco que en un primer momento esta parte de la novela se me hizo algo pesada al tener una relativa poca importancia y no darme más pista sobre el secuestro que tanto me interesaba, pero, tras finalizar la novela, me he quedado con ganas de saber más sobre el tema, algo que dicho autor nos promete descubrir más adelante.


Pero sin duda, lo que más destaca de la trama es el realismo y la crudeza patente en cada acto y descripción. Los secuestros son algo desgarrador para quienes se ven afectados por ellos, no podemos pintarlos como algo bonito en una novela o como algo "no tan malo". No, es algo terrible mientras se vive y que sea cual sea el resultado, va a dejar secuelas para ti o para tu entorno. Así que creo necesario dar un crédito al autor y agradecerle el respeto hacia aquellas personas que han tenido la desdicha de pasar por ello al no hacerlo en ningún momento más agradable de cara al lector.


Y precisamente a raíz de este realismo creo necesario hablar de la documentación. Entendámonos, uno no recibe la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses por una mala documentación; pero no me refiero ya solo al ámbito de las investigaciones puramente policiales, si no a la documentación sobre psicología que ha debido llevar a cabo por la tremenda profundidad que adquieren los personajes en esta nueva entrega, especialmente el protagonista. A veces olvidas que el personaje es exactamente eso, un personaje de ficción, ya que parece alguien que conozcas de toda la vida gracias a la complejidad que le otorga. Ramiro Sancho -nuestro protagonista- tiene un pasado que es lo que ha hecho que en el presente sea como sea y que tome determinadas decisiones siempre dentro de la coherencia con la que su autor le ha dotado.

En cuanto a la prosa del autor, todos sabemos que Guellida tiene ese estilo cinematográfico que hará que la novela sea totalmente trepidante y adictiva.


Dicho esto, hay una cosa más que quiero ensalzar: el feminismo a lo largo, no solo de este libro, si no de toda su obra. Estoy cansada de encontrarme con personajes femeninos que son fantásticas en su trabajo (el cual está lleno de hombres poniéndole trabas) pero que en el terreno personal no han llegado nunca a la "cima" (normalmente por un problema amoroso). Casi todos los personajes femeninos en novelas negras y de misterio me parecen clichés, pero no en los libros de César. Ramiro Sancho es un gran inspector, lo que no le convierte en un dios, pues en determinados asuntos, una de las superiores de las que más depende en una jueza; su compañera, la cual posee una envidiable agilidad mental, es Sara Robles, otra mujer; y qué decir de Erika Lopategui, un personaje totalmente fantástico y tan complejo que perfectamente podría protagonizar sus propias novelas. Y estos son solo algunos ejemplos de los que está repleto el libro. Así pues, desde aquí le envío todo mi agradecimiento al autor por tratar a las mujeres con dignidad, como personas.


Tras esto, hay una cosa que, sintiéndolo mucho, tengo que criticar. Hay un gran número de casualidades que puedo perdonar porque la forma en la que están hiladas es simplemente magistral; pero lo que sin duda alguna me saca de mis casillas son los deus ex machina. Da igual lo terrible de la situación, el protagonista siempre se va a salvar. No pido que esta trilogía se convierta en una tensión constante al estilo de Canción de Hielo y Fuego, solo pido rescates coherentes o que no se llegue a situaciones de peligro tan descabelladas.


Mi última crítica va a la música. Esta jugó un papel esencial y magnífico en Memento Mori pero, no hay que forzar las cosas, y me ha dado la sensación de que este elemento ha sido introducido sin coherencia alguna en esta nueva trilogía solo porque el autor se veía incapaz de prescindir de tal recurso.


¿Conclusión? Nuevamente César Pérez Guellida eleva el nivel de sus novelas y nos recuerda que los escritores nacionales no tienen nada que envidiar a los extranjeros.


Puntuación
5/5